Lamuela-Raventós, Rosa M; López-Solís, Ricardo; Donat-Vargas, Carolina; Corrado, Marina; Pérez, Maria; Vallverdú-Queralt, Anna
Ponencia en el 13º Congreso de Fitoterapia de SEFIT. Barcelona, 6-9 de noviembre de 2025
El tomate (Solanum lycopersicum) es un alimento ampliamente presente en la dieta mediterránea y constituye una fuente relevante de compuestos bioactivos, entre los que destacan los carotenoides (como el licopeno), la vitamina C y diversos polifenoles. Estos componentes han sido objeto de creciente interés científico debido a su potencial para contribuir a la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles.
Estudios recientes han demostrado que el consumo regular de tomate se asocia con disminución de marcadores inflamatorios, mejor regulación de la presión arterial, reducción del riesgo de cáncer de próstata y mejora de la función cognitiva. Estos efectos se explican, en gran medida, por la capacidad antioxidante del licopeno y la acción sinérgica de otros compuestos presentes en el tomate, que actúan conjuntamente para modular procesos fisiológicos clave relacionados con el estrés oxidativo y la inflamación. Es fundamental considerar este efecto de los distintos componentes del tomate y su integración en patrones dietéticos saludables, como la dieta mediterránea. Este patrón alimentario no solo incluye el consumo de tomate fresco, sino también preparaciones tradicionales como el sofrito, en el que el tomate se combina con aceite de oliva virgen extra, ajo y cebolla. Este tipo de preparación aumenta la biodisponibilidad de los componentes bioactivos y su potencial actividad biológica.
El enfoque integral que combina la matriz alimentaria del tomate con otros ingredientes ricos en compuestos activos permite posicionarlo como un alimento con posibles aplicaciones potenciales en estrategias de prevención de enfermedades crónicas y promoción de la salud pública. Además, su bajo contenido calórico y alto aporte de agua y fibra lo convierten en un aliado en el control del peso corporal, contribuyendo a la saciedad y al equilibrio metabólico.
El tomate no debe considerarse únicamente como un ingrediente culinario, sino como un componente esencial de una dieta saludable, capaz de aportar beneficios significativos para la salud cuando se consume de forma habitual y en el contexto de patrones alimentarios equilibrados.


