Elisabeth Domínguez Clavé. Servicio de Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona.
Ponencia del 12º Congreso de Fitoterapia de SEFIT. Murcia, 9-12 de noviembre de 2023

“Ayahuasca”, “yajé”, “hoasca”, “daime” y “vegetal” son algunos de los nombres utilizados popularmente para denominar tanto a la especie Banisteriopsis caapi (Malpigiáceas) como a una amplia gama de decocciones preparadas con la corteza de esta liana, originaria de la cuenca amazónica. Aunque pueden estar presentes otros componentes, la preparación más común combina la B. caapi, que contiene β-carbolinas, y las hojas del arbusto llamado en quechua «chacruna», «chacrona» o «chaqruy» (Psichotria viridis, Rubiáceas), que contiene N,N dimetil-triptamina (DMT).

Durante décadas, este té enteogénico se ha consumido con fines ceremoniales y religiosos principalmente en Perú, Brasil, Colombia y Ecuador. Su uso no se extendió a las culturas occidentales hasta finales del siglo XX, cuando surgió el interés por sus efectos alucinógenos y su potencial aplicación farmacológica.
La ingesta de ayahuasca induce transitoriamente un estado modificado de conciencia, caracterizado por introspección, visiones con ojos abiertos y cerrados, y aumento de los recuerdos autobiográficos, con aumento del pensamiento asociativo y experiencias profundas y espirituales (también experiencias de ansiedad y miedo). Su ingesta facilita una exposición segura a los recuerdos emocionales, un elemento clave en el tratamiento psicoterapéutico del trauma.
Un gran número de estudios naturalísticos y controlados han demostrado la eficacia terapéutica de esta combinación de alcaloides en el tratamiento de trastornos psiquiátricos como la depresión, la ansiedad y el abuso de sustancias. Además, ha demostrado ser una sustancia segura, cuando se administra en un entorno adecuado.
En los últimos años, también se ha reportado que la ingesta de ayahuasca aumenta las capacidades de atención plena, como la autoaceptación y el descentramiento, la regulación emocional y la autocompasión. Potenciar estas habilidades parece crucial para la mejora de algunas condiciones como el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), un trastorno en el que el trauma es un síntoma muy presente y es la diana de muchas intervenciones psicológicas de primera elección.
Asimismo, estudios de neuroimagen sugieren que la ayahuasca facilita el procesamiento emocional y la regulación, ya que su consumo activa significativamente áreas límbicas (incluyendo la amígdala izquierda) y regiones cerebrales asociadas con la formación de recuerdos (incluyendo el giro parahipocampal).
El objetivo de la intervención es dar a conocer la ayahuasca como potencial agente terapéutico, los mecanismos subyacentes a estos posibles efectos terapéuticos y explicar los estudios que se están desarrollando actualmente en España con esta sustancia (en personas con duelo prolongado, en consumidores de ayahuasca al año de seguimiento, etc.).