Bachiller Rodríguez, Ignacio. Sociedad Asturiana de Fitoterapia
Resumen de la ponencia presentada en el XIII Congreso de Fitoterapia Ciudad de Oviedo (junio 2022)
La evolución anual en cuanto al consumo de antidepresivos en nuestro país ha ido aumentando desde el año 2004 hasta casi duplicarse en 2018. Con la pandemia este problema no solamente se ha disparado, sino que lo que venía siendo habitual en relación a la mayor prevalencia en las personas de edad, parece que tiende a revertirse, incrementándose de forma significativa los casos en los grupos de menor edad.
Un estudio publicado en la Revista Española de Salud Pública al inicio de la pandemia evaluó un grupo de 1.596 personas, detectándose un incremento en el deterioro de la salud mental en un 48%, siendo los grupos más afectados las mujeres y los estudiantes.
En la encuesta OEDA-COVID de 2O22 se estudia el impacto de la pandemia durante el año 2020 evaluando entre otros el patrón de consumo de hipnosedantes (Lexatin, Orfidal) observando un aumento de la prevalencia de consumo de estas sustancias que es mayor en el grupo de 25 a 54 años.
Un tema que a menudo se esquiva es el impacto que tiene la depresión en un grupo tan sensible como son los niños y jóvenes, y como abordarlo. Un estudio reciente analiza la prevalencia mundial de síntomas de ansiedad y depresión en niños y adolescentes durante la COVID-19 mediante un metaanálisis que incluye 29 estudios sobre 80.879 jóvenes, observando que la prevalencia de los síntomas de depresión y ansiedad se ha duplicado, en comparación con las estimaciones previas a la pandemia, siendo más altas en adolescentes mayores y en niñas.
También la asistencia por intentos de suicidio se ha multiplicado, así como el número de personas que lo consigue. El año 2020 se ha batido el récord con una tasa de 8,31/100.000 habitantes, de forma que, entre los menores de 50 años ha habido más muertes por suicidio que por COVID-19.
Por una parte, tenemos que la depresión crónica no tratada, provoca cambios cerebrales debido a inflamación, siendo esta respuesta inflamatoria común a enfermedades degenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Por otra, además del problema real que supone el consumo de antidepresivos (adicción, riesgo de patologías neurodegenerativas, tendencia a la cronificación de los tratamientos, etc.), en el caso específico de los niños y jóvenes, se observa que los efectos adversos de los antidepresivos son importantes, e incluyen las ideas suicidas y el intento de suicidio. Esto nos plantea un enorme problema y un nuevo paradigma en lo que a la salud mental se refiere.
Abordaremos esta problemática y cómo podemos ofrecer propuestas de tratamiento a estas personas, buscando una solución utilizando drogas vegetales, centrándonos en el tratamiento en el caso de los niños y jóvenes, donde el uso de antidepresivos de síntesis esta más que controvertido y no exento de graves riesgos.