Ester Risco Rodríguez (Phytonexus SL)
Resumen de la ponencia presentada en la Jornada de Fitoterapia y salud osteomuscular, Madrid, 14-15 de octubre de 2016
La sarcopenia es un síndrome asociado a la edad, caracterizado por la progresiva y generalizada pérdida de masa muscular esquelética, que presenta una etiología multifactorial y contempla cambios a nivel muscular, tanto cualitativos como cuantitativos. A partir de aproximadamente los 50 años de edad, la reducción de la masa muscular se acentúa, siendo muy significativa a partir de los 65 años. Esta depleción muscular tiene como consecuencia una pérdida muy significativa de la fuerza muscular y de su capacidad funcional, e importantes problemas de salud y deterioro de la calidad de vida, que se acentúan en casos de obesidad, osteoporosis, diabetes, inactividad física y alimentación no adecuada.
En el tratamiento y, sobre todo, en la prevención de la sarcopenia, la intervención nutricional es esencial. Además, en condiciones óptimas, debería ir acompañada con la práctica de ejercicio físico, basada en entrenamientos adaptados, tanto de fuerza como de resistencia. Desde el punto de vista nutricional, cada vez son más las evidencias que sugieren una revisión de las actuales recomendaciones de ingesta proteica, por ser insuficientes para las personas mayores, dada su menor capacidad para la síntesis de musculatura. A este respecto, es interesante la ingesta de fuentes de proteína apropiadas, como los huevos, cuyo consumo diario adecuado parece no interferir en los niveles plasmáticos de colesterol. Se puede considerar también la suplementación con determinados aminoácidos, como la leucina, aminoácido de cadena ramificada (BCCAs), que están implicados significativamente en la inducción de hipertrofia muscular. Además, la combinación de EPA y DHA, principales ácidos grasos omega-3, puede regular la función mitocondrial y tener consecuencias positivas en el desarrollo muscular, mediante una serie de cambios a nivel transcripcional.
Existen, además, otras intervenciones relacionadas con la fitoterapia con objeto de mantener, o ayudar a incrementar, la masa muscular. Desde el punto de vista del mecanismo de acción, la inducción de la hipertrofia puede estar asociada a la activación de diferentes vías transcripcionales, o relacionada con una inhibición de la degradación proteica (proteólisis muscular), regulada también por diferentes vías de señales, y por tanto asociada a una disminución de la atrofia muscular. La búsqueda de posibles tratamientos incluye el estudio de promotores de la diferenciación miogénica en la musculatura esquelética, como es el caso del fruto de esquisandra (Schisandra chinensis (Turcz.) Baillon), que ha demostrado una atenuación de la atrofia muscular en diferentes modelos murinos. Además, los conocidos como adaptógenos, grupo donde se puede incluir esquisandra, suelen ejercer un efecto común de modulación de la expresión de proteínas de estrés y protección frente al daño oxidativo muscular, y éste podría complementar su acción beneficiosa sobre la musculatura esquelética. Es el caso de rodiola (Rhodiola rosea L) y también de otros preparados vegetales, como extractos de corteza de pino marítimo (Pinus marítima Mill.).
El ácido ursólico también ha demostrado, en numerosas publicaciones, una acción beneficiosa sobre el músculo esquelético. Resultados que han llevado al estudio de preparados que puedan suponer un aporte significativo de este compuesto, como es el caso de la pulpa de manzana (Malus sp.) y del níspero japonés (Eriobotrya japónica (Thunb.) Lindl.).
Otras drogas vegetales que han demostrado una acción beneficiosa, in vivo, frente a la sarcopenia, mediante diversos mecanismos de regulación de la masa muscular y prevención de su atrofia, han sido el té verde (Camellia sinensis (L.) Kuntze), (estragón (Artemisia dracunculus L.), hoja de ginkgo (Ginkgo biloba L.), semilla de uva (Vitis vinifera L.), y fruto de shikwasa (Citrus depressa Hayata).